Selección y reproducción

por Giacomo Acerbi

Volando oh, oh… En el azul pintado de azul

Feliz de estar ahí arriba… Y yo volaba, volaba feliz más alto que el sol…. Y más arriba…
Mientras el mundo se desvanecía lentamente por allí

El viaje continúa hacia los recientes e importantes conocimientos sobre el componente masculino de la colmena, que siempre no sólo ha sido incomprendido y denigrado, sino que incluso a menudo se ha visto obstaculizado tanto en su reproducción como en su indispensable papel. Drones que, en el artículo anterior también denominé, con deliberada, provocativa y reductora simplificación, espermatozoides con alas. De los cuales he compartido y propuesto aspectos, que solicitan su aprecio, confianza y estima: comportamiento, fases, condiciones, dificultades en su maduración y eficacia sexual, momento de sus primeros vuelos de orientación, tipos de aproximación a las zonas de concentración – Dca -, predilección por realizar su función cerca de la colonia de origen.
Pero en un aspecto, el de las peculiaridades de sus actividades de vuelo, me he limitado a mencionar su notable velocidad -30 km/h-, mientras que su motricidad es un aspecto pivotal y fundamental de todo el ciclo biológico de las abejas. El vuelo, fundamento de la etología específica de los drones, de la que por fin empezamos a conocer y comprender algunas de sus características, hasta ahora arcanas. La sola capacidad del componente masculino debería inducirnos a situar, en la escala de importancia adecuada, lo que hasta hace poco estaba envuelto en un halo de misterio y básicamente despreciado por su aparente inutilidad; y que en cambio, a la luz de los recientes descubrimientos, desempeña un papel crucial para comprender la evolución y la especialización genética de las abejas, para medir e intentar desarrollar estrategias de reproducción eficaces, con una nueva consideración de la compleja biología del animal que criamos.

El vuelo de los drones, adquisiciones recientes

Existen dos tipos de vuelo del componente masculino de la colonia de abejas: las de los jóvenes zánganos,vuelos cortos, definidos como vuelos de «orientación y las de los varones adultos más tiempo, lo que se conoce como «vuelos de fecundación»., para asistir a las zonas de reunión – Dca – (Witherell 1971, Currie 1987). Los primeros vuelos de orientación se realizan alrededor de 6/9 días después del nacimiento; son fundamentales para reconocer el territorio alrededor de la colmena, para entrenar y perfeccionar las habilidades de vuelo y para mejorar el rendimiento de regreso al nido (Capaldi 2000). Los drones actúanuna media de 8/9 vuelos de orientación a lo largo de su vida (normalmente 3 al día), de duración aproximada de 15 minutos cada una, primero en las inmediaciones de su colmena, y luego se alejan, pero normalmente sólo unos cientos de metros de su colmenar de origen. Se ha comprobado que los drones que pasan más tiempo en vuelos de orientación luego muestran un mayor tiempo en los DCAs (Capaldi 2000). Por tanto, los vuelos de orientación desempeñan una importante función de formación y aprendizaje.
Al igual que las abejas, algunos zánganos también mueren en el campo y, por tanto, no regresan del vuelo. El estudio constató que entre el 70% y el 80% de los machos regresan al nido (Reyes 2019). La deriva hacia otras colonias al regreso de los vuelos es muy limitada, al contrario de lo que se piensa, los zánganos suelen ser fieles a su colmena..

Bailarina de Joan Mirò

«Bailarina», Joan Miró, 1925

Aproximadamente una semana después de nacer, los zánganos realizan varios vuelos de orientación de aproximadamente ¼ de hora, primero cerca de su colmena y luego a unos cientos de metros de ella.

Los nuevos drones

Zánganos recién emergidos, marcados y numerados para su estudio

Foto tomada del estudio Flight activity of honey bee (Apis mellifera) drones di Maritza Reyes et al.

Tras el esfuerzo dedicado a los vuelos de orientación, hay un importante periodo de inactividad de 5 a 12 días (según el periodo estacional), en la que los zánganos permanecen en el interior de la colmena hasta los 21 días en primavera y hasta los 14 en verano.
Los drones comienzan entonces a vuelos de fecundación, que duran una media de 30 minutos cada uno, de 2 a 5 vuelos al día, lo que supone un total de 14 a 22 vuelos de fecundación a lo largo de la vida de una alga.. Puede visitar varias Dca en un solo día (Ruttner 1966) y entre vuelo y vuelo descansa en la colmena y se «recarga», comiendo miel (Currie 1987). El tiempo de permanencia en la colmena entre los vuelos de fecundación oscila entre 3 y 4 minutos; mientras que el tiempo total de permanencia en la Dca (estimado sobre la duración total de los vuelos) es de 510 minutos en primavera y de 327 minutos en verano.
La actividad de vuelo de los drones está fuertemente influenciada por: el tiempo, la temperatura, la hora del día y la estación. Generalmente Empiezan a volar por la tarde, entre las 14.00 y las 18.00 horas, con un pico de actividad hacia las 16.00 horas, prolongándose el periodo de vuelo en verano durante 3 horas en comparación con la primavera; También se registraron vuelos, con tiempo favorable, a primera hora de la mañana, de 7.00 a 9.00 horas, y a última hora de la tarde, de 19.00 a 22.00 horas (Fukuda e Ohtani 1977). La temperatura mínima para un vuelo satisfactorio, en términos de duración, radio, etc., es de 19 grados.
Los zánganos también son extremadamente sensibles a las altas temperaturas; en el periodo estival se produce una considerable pérdida de longevidad de los zánganos debido al aumento de la actividad de vuelo, las condiciones meteorológicas extremas y el estrés de las colonias. La edad máxima de un alga registrada en verano es de 23,5 días, frente a los 33 días de la primavera (Wintherell 1972). Además, con vientos superiores a 30 km/h, los zánganos (de cualquier edad) rara vez se aventuran a salir de la colmena: en tales condiciones, se observan vuelos muy cortos en las inmediaciones de la colmena, pero de «purificación» (Page y Peng 2001).

«Bal au moulin de la galette»,
Pierre-Auguste Renoir, 1876

A lo largo de su vida, un alga dedica unas horas, unas siete, entre vuelos de orientación y vuelos en las zonas de concentración, tanto para «aprender» como para participar en la refriega de la fecundación virgen

Bal au mulin de la galette di Pierre-Auguste Renoir

Un estudio científico reciente y muy interesante de 2019 realizado por Maritza Reyes et al, ha empezado a representar y describir lo que hasta hace poco estaba envuelto en un halo de misterio y que, en cambio, es crucial para intentar comprender mejor la reproducción de las abejasy, por lo tanto, intentan medirse para desarrollar estrategias de cría y selección eficaces; esto parte precisamente de una consideración diferente de la biología de la colmena, en particular de hasta qué punto la actividad de vuelo de los zánganos afecta al apareamiento y a la reproducción. El estudio se llevó a cabo a lo largo de toda una temporada utilizando una cámara de alta resolución con un lector óptico que reconoce a los zánganos especialmente marcados y supervisa su actividad dentro y fuera de la colmena, devolviendo datos extremadamente precisos y… sorprendente. Duración media total «fuera de casa de un dron en primavera es de entre 7 horas 37 minutos y 6 horas 19 minutos en verano. Durante más de dos años de grabación en estudio, comprobó qué total global de vuelos de orientación y fecundación en la vida de una alga, de 20 a 27, con un máximo observado de 106 y un mínimo de 1: esto también se debe a que en primavera el 48% y en verano el 19% de los zánganos no viven lo suficiente para realizar vuelos de fecundación.

Cuanto más cerca, mejor

Aunque se ha registrado la presencia de zánganos procedentes de colonias a 5 km de distancia (Ruttner 1972) en las zonas de concentración -Dca-, el vuelo más largo de un zángano jamás registrado, desde la salida hasta el regreso a la colmena, es de 2 horas y 51 minutos (Reyes 2019), todas las investigaciones científicas destinadas a determinar la distancia de las zonas de reunión con respecto a las colmenas de origen de los machos coinciden y han demostrado que éstas se encuentran principalmente en un radio de 200 m a 2 km, con una fuerte prevalencia de un radio de 200 a 400 metros (Koeniger 2005, Galindo-Cardona 2012). Un dron visita numerosos Dca a lo largo de su vida: se «entrena» para competir en la refriega de los cometas fecundadores. Establecer la «pole position» depende de: velocidad, sprint, suficiente «combustible». Sin embargo, suele elegir las más cercanas a su colmena para reproducirse (Koeniger 2005). Por otro lado, la duración media -30 minutos- de los vuelos de fecundación (desde que salen los zánganos hasta que regresan a su colmena), confirma que la distancia de la Dca elegida por los zánganos suele estar entre 200 y 800 metros de la colonia de origen (Reyes 2019, Galindo-Cardona 2012).

Ila y las ninfas

Ila y las ninfas, John William Waterhouse, 1896

En general, la distancia máxima de las colmenas de origen recorrida por los machos, para participar en las zonas de concentración, es de 2 km, con una fuerte preferencia, sin embargo, por las que se encuentran a una distancia máxima de 400 metros

Esto es así por razones obvias y posibles concomitantes:

1. la prioridad «ahorro de energía» para permitir un mayor tiempo de permanencia en los DCA y maximizar las posibilidades de dominancia en los cometas de fecundación,
2. los zánganos (como las abejas, por otra parte) se orientan mejor y son más capaces de reconocer las diferencias y variaciones de la línea del horizonte en un radio de 200/400 m desde su colmena.

Estos interesantísimos datos científicos nos proponen por tanto una posible y peculiar caracterización genética de las colonias que insisten en un área territorial, relacionada con las distintas agregaciones de zánganos en la misma zona. Con diferencias genéticas, por tanto, posibles, apreciables, interesantes, si no valiosas, entre conjuntos de colonias de abejas (poblaciones a menudo desarrolladas -hay razones para creerlo- con la interacción de aportaciones del medio ambiente y de la gestión ganadera) y Dca respectivas y diferentes (Koeniger 2005).

Agave en el mar, el mar Anzio, Giacomo Balla, 1908

Línea del horizonte: es la línea aparente que separa el cielo de la tierra, dividiendo todas las direcciones visibles, las que se cruzan y las que no se cruzan con la superficie terrestre

Agave junto al mar

Las características específicas de la actividad de vuelo de los zánganos son una de las piedras angulares de las peculiaridades reproductivas de Apis mellifera. Peculiaridades que facilitan la declinación genética adaptativa de las abejas y, por tanto, la notable propagación de la especie en entornos tan diversos por todo el planeta. Hoy, como nunca antes, tanto la abeja como los contextos medioambientales en los que sobrevive están sometidos a nuevos y epocales escollos y transformaciones.
Reubicar el papel y la relevancia biológica de los zánganos es una de las claves, como veremos, para intentar desarrollar estrategias de cría, reproducción y selección posibles y eficaces. En la cría de abejas, es hora de intentar ir más allá del limitado y más que dudoso enfoque antropocéntrico, para intentar actualizar la cría de animales, de modo que también aprovechemos la capacidad de los zánganos para hacer… lo que saben hacer… ¡muy bien!